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Un único mundo

La globalización cultural

1. La globalización

“Lo evidente se muestra no se demuestra” este axioma filosófico es el más apropiado y sintético para introducir el tema, ya que a nadie se nos escapa la obvia realidad del ámbito “multicultural” donde vivimos, nos movemos y somos. Nuestra presencia en este foro lo comprueba.

Por ser tan evidente, sólo haré un par de matices al tema:

No es un fenómeno nuevo como tal, sin embargo lo que le hace aparecer en primera línea ante nuestros ojos es lo intenso, cercano y vertiginoso que nos resulta. Me explicaré. Si bien desde hace muchos siglos se han dado espacios de convivencia entre distintas culturas, estos eran “localizables” en puntos geográficos concretos y para generaciones concretas; no así ahora, ya que los medios de transporte y comunicación permiten a cualquier persona, siempre que lo pueda pagar, transportarse o comunicarse de manera individual a infinidad de lugares, por no decir a todos. Estos medios también nos permiten interrelacionarnos y conocer –aunque sea superficialmente- culturas muy distintas a las nuestras, sin tener que movernos de nuestros habituales metros cuadrados. Si antes se necesitaba un gran espíritu aventurero para conocer civilizaciones distintas a las nuestras, ahora esto es tan sencillo como “pinchar” en Internet, ver un reportaje del “mundo TV” o ir de voluntario -un par de semanas en verano- a un país en vías de desarrollo. Estamos inmersos en lo multicultural.

Dos estudioso del tema proponen las siguientes clasificaciones de sociedades multiculturales;

Según Joseph Raz podemos distinguir entre:

1. Comunidades que cuenta con territorio propio y viven en zonas geográficas claramente delimitadas: quebequenses en Canadá.

2. Comunidades muy diferenciadas, que comparten muchos espacios públicos y servicios con el resto de la sociedad, sin que exista la separación geográfica: los indígenas en algunos países de América Latina.

Por su parte Will Kymlicka sugiere la siguiente clasificación:

1. Estados multinacionales: aquellos en los cuales coexisten una u más naciones dentro del mismo estado: la antigua Checoslovaquia y Yugoslavia.

2. Estados poli étnicos: compuestos por diferentes grupos de emigrantes, provenientes de culturas diferentes y que mantienen, hasta cierto punto, algunas particularidades éticas: las comunidades turcas en Alemania.

Ante el fenómeno sociológico de lo multicultural se presentan diversas teorías y modelos que quieren servir como guías para las decisiones y acciones de los representantes de los Estados y la opinión pública. Esos modelos incluyen concepciones acerca de la cultura, sus funciones, derechos y obligaciones. Por razones de brevedad solamente mencionaré las principales: El relativismo, el pluralismo, el multiculturalismo -tanto liberal como comunitario- y por último el interculturalismo.

2. La cultura

Ante el fenómeno multicultural, y la problemática que de él se desprende, nos podríamos preguntar ¿por qué es tan importante la cultura?, ¿qué le confiere ese papel detonante de conflictos? Algunos engañados por el espejismo de pensar que “cultura” son las manifestaciones artísticas y tradicionales de los pueblos, defiende una variedad y pluralismo, afirmando que no hay un parámetro de validez-verdad objetiva.

Esto no es así. La cultura es mucho más.

La cultura tiene dos dimensiones:

- La personal: el “cultivo” propio para obtener más conocimientos y enriquecer el mundo íntimo; se definen los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida.

- La social: que se refleja como “la cristalización de un conjunto de respuestas a una serie de necesidades que son universales a todo hombre. Algunas respuestas tiene que ver con la producción de bienes (Economía), otras con la resolución de controversias (Derecho), con el tratamiento de enfermedades (Medicina), etc.” Así pues la cultura de una comunidad son “los útiles, los adornos, los objetos artísticos, la literatura, las cuentas corrientes, los abogados con sus leyes, los aparatos médicos, el hormigón y las estructuras”.


De lo antes dicho –interpretado con visión histórica y con sentido común- se pueden sacar tres conclusiones:

- Los elementos de la cultura deben tener coherencia interna.

- Estos elementos y expresiones culturales pueden ser fundamentales y accidentales.

- Las culturas tienen elementos comunes de unidad y manifestaciones de diversidad.

3. La identidad compuesta.
Al inicio de este trabajo he abordando el fenómeno desde una perspectiva “macro” es decir desde un ámbito social, ahora – a la luz de las reflexiones anteriores sobre la cultura- lo haré desde una perspectiva “micro”, la que experimentamos en nuestra propia configuración, “la identidad compuesta” como la llama Amin Maalouf.

La sugerente propuesta que nos presenta Maalouf - fruto de su “examen de identidad” – es la siguiente: “No trato (...) de encontrar en mí una pertenencia “esencial” en la que pudiera reconocerme, así que adopto la actitud contraria: rebusco en mi memoria para que aflore el mayor número posible de componentes de mi identidad, los agrupo y hago la lista, sin renegar de ninguno de ellos”.

Ese “mayor número de componentes de mi identidad” hace referencia a las vinculaciones culturales tan variadas que pueden componer nuestra identidad: estirpe familiar -raza o razas de la misma-, religión, lengua o lenguas, lugares (de nacimiento y de educación, de residencia) que aportaran tradiciones, valores, etc. Maalouf -partiendo de su propia experiencia- nos hace reflexionar sobre este “todo” que compone a cada persona, y que le une con muchas comunidades distintas y haciéndole único.

Esta es la primera reflexión y tarea que quiero proponer: hacer un“examen de identidad” como un primer acercamiento al fenómeno multicultural, éste nos hará ver que la realidad multicultural no es un exclusivamente un tópico sociológico y político, sino un componente de muchos de nosotros.

Podemos reconocer dentro de nosotros distintos elementos culturales, y la gran tarea es “armonizarlos” para que den por resultado una persona madura, porque la identidad “no esta hecha de compartimentos (... es) una, producto de todos los elementos que la han configurado mediante la “dosificación” singular que nunca es la misma en dos personas”.

Si reconocemos dentro de nosotros los elementos multiculturales, los entendemos y armonizamos seremos más capaces de “armonizar” el mundo multicultural.

El hogar es el ámbito propio y primario para la formación de la persona multicultural, por lo tanto puede ser éste el primer foro multicultural.

4. Propuestas

Visto así el “fenómeno multicultural” propongo algunas ideas claves, actitudes y conductas para “la persona multicultural”.

Ideas clave

La primera es evidente: querer conocer al otro. Por evidente que nos parezca puede requerir de nosotros un poco de reflexión para ver si realmente estamos interesado en “los otros”. Esto es muy importante porque la inteligencia sigue a la voluntad, y sólo si esta quiere, se moverá a conocer y a conocer con detenimiento y con rectitud.

La segunda idea calve es aceptar que – por el motivo que sea- podemos tener prejuicios negativos contra una cultura o contra alguna de sus tradiciones. Hay que tratar de prescindir de ellos para conocer con profundidad y verdad.

Esto no quiere decir que estemos de acuerdo y nos gusten todas las culturas y sus diversas manifestaciones, sino que debemos hacer un juicio honrado y no aceptar los “prejuicios” que son ignorantes e irracionales.

Como síntesis de lo anterior -y parafraseando a San Agustín- podemos decir:

En lo fundamental: unidad.

En las costumbres: diversidad

En las dudas: libertad

En todo respeto.

Actitudes

No ver lo distinto en clave de conflicto: las diferencias generan dinámica entre las personas. Nadie agota la verdad, ni la belleza, ni la justicia, ni nada, cada uno necesitamos de los demás; el intercambio de las diversas formas de ser, de las visiones distintas de las cosas nos enriquece. Lo distinto no siempre lleva aparejado la categoría de mejor o peor.

El principio de reciprocidad: vivirla y exigirla. Esta es una actitud primordial, ya que si nosotros nos comportamos con respeto y apertura ante las personas de diversas culturas, debemos de fomentar -y en casos puntuales exigir- que estas, a su vez, tengan la misma conducta con nosotros, ya que la dinámica de las relaciones se da en canales de ida y vuelta.

Conducta: Dialogo

Como Afrima Rodrigo Alsina “Cuando se entra en relación con personas de culturas muy distintas se puede producir lo que se ha denominado un "choque cultural". En este (...) no sólo se produce una incomprensión del comportamiento ajeno, sino que también afloran una serie de emociones negativas: desconfianza, incomodidad, ansiedad, preocupación, etc. Para superar este choque cultural hay que comunicarse”.

La comunicación no es un simple intercambio de información. La comunicación implica, también, ser capaz de compartir emociones. Es decir, hay que ser capaz de crear una relación de empatía. La empatía es la capacidad de sentir la emoción que otra persona experimenta. Tener la habilidad de empatizar es imprescindible en muchas relaciones interpersonales. La empatía también es necesaria para la comprensión mejor de "el otro". No se trata simplemente de sentir lo que él o ella siente, sino que a través de las emociones aumentar nuestra comprensión. Lo que la sabiduría popular llama ponerse en los zapatos del otro.

Otro aspecto importante es no presuponer que mi interlocutor va a entender precisamente lo que no se dice explícitamente. En la comunicación intercultural los sobreentendidos o las presuposiciones pueden ser una fuente inagotable de malentendidos. Por ello no basta con comunicar, en muchas ocasiones es necesario también metacomunicar, es decir expresar lo que queremos de una manera que sea entendible para nuestro receptor.

5. Conclusión
Si reconocemos dentro de nosotros esos elementos multiculturales, y logramos armonizarlos, seremos capaces de entender el mundo en el que vivimos y de contribuir a su pacificación

Me parecen muy oportunas palabras de Maalouf dirigidas a las personas multiculturales: “Debido precisamente a esa situación (...) tienen una misión: tejer lazos de unión, disipar malentendidos, hacer entrar en razón a unos, moderar a otros, allanar, reconciliar... Su vocación es ser enlaces, ser puentes, mediadores entre las diversas comunidades y las diversas culturas”.

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